SOL CALLADO

Por la noche el acero, disfrazado de frío,
crece en mi corazón.
Disfrazada en la bruma, pinta de gris el río
la Luna, sin pasión,
oscura y sin fervor.
Se refugia en mis ojos el rocío
congelando la voz.
A mi vera la vida, reflejando el hastío
del olvido de Dios,
se quiebra sin calor.
No crecen mis raíces bajo tierra,
regadas de rencor.
Una herida que surca la frente y nunca cierra,
forjado sin ambición,
de barro, mi valor.
Tus labios me condenan, apagando
mis velas con el sello del adiós.
Un velero sin rumbo, en tu orilla encallado,
el silencio al timón
y por quilla el temor.
Si en el cierzo encontrara un beso alado,
olvidado en los labios
de tu mar congelado,
lucharía entre abismos,
robaría al invierno primaveras,
si con eso pudiéramos
ser otra vez los mismos.
Y entonces, sólo entonces,
dejaré de buscarte, Sol callado,
y mi sombra pronunciará tu nombre
para seguir soñando.
M.A.W. Abril 2004®
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